Jobs creía firmemente en que esta pregunta es poderosa porque te obliga a concentrarte y a reflexionar largo y tendido sobre tu vocación y la manera en la que inviertes y gestionas tu tiempo. Si comienzas a hacerte esta pregunta cada mañana, ganarás dos ventajas principales. La primera es aprender a priorizar y averiguar qué tareas son indispensables, ya que como decían filósofos estoicas como Seneca, "no es que tengamos poco tiempo para vivir, sino que desperdiciamos mucho". En la sociedad del conocimiento actual y el entorno digital, repleto de distracciones, es fácil perder la pista de nuestros objetivos más importantes.

Preguntarte cada día a qué dedicarías el mismo si fuese el último es una gran estrategia para guiar tus decisiones, saber decir "no" y ordenar tus tareasademás de concentrarte en lo verdaderamente importante y rodearte de personas que te aportan valor tanto personal como profesional.

El segundo beneficio de este sencillo método promulgado por Steve Jobs es dejar de preocuparte por lo que piensen los demás, ya que la opinión ajena es a menudo la barrera más difícil de derribar a la hora de perseguir nuestros sueños y pasiones, emprendiendo las acciones necesarias para alcanzarlos. Si hoy fuese tu último día, ¿estarías realmente preocupado por las opiniones externas, o de lo contrario te centrarías en sacar el máximo provecho del tiempo disponible?

Al priorizar lo que piensa la gente sobre lo que realmente deseas, estás limitando tu potencial y mermando el impacto positivo que puedes dejar en el mundo. Aplicando la técnica de Jobs tendrás más espacio para dar rienda suelta a tu energía y creatividadreduciendo el estrés y poniendo el foco lejos del pasado y del futuro, exactamente en el momento presente.

Este artículo fue publicado en TICbeat por Andrea Núñez-Torrón Stock.