Desde el exitoso aterrizaje del robot Perseverance, Marte se ha vuelto a poner de moda. Las especulaciones de cuándo el ser humano podrá pisar suelo marciano comenzaron hace años, pero los nuevos hallazgos por parte de Perseverance que determinan que el cráter Jezero podría haber albergado un lago vuelven a poner en la palestra el posible modo de vida que podríamos llevar los humanos en Marte.
Elon Musk, el propietario de la empresa americana SpaceX, prevé que la primera misión tripulada en la nave Starship puedo llevarse a cabo en el año 2026, aunque predicciones más realistas también apuntan a que es más factible lograrlo en la década de los 30. A su vez, científicos de todo el mundo trabajan en proyectos de casas que nos permitan vivir en Marte protegiéndonos de las radiaciones del planeta y su escaso nivel de oxígeno en su atmósfera. Otro de los retos es dar con la clave que pueda proporcionar alimentos a los futuros habitantes de Marte.
Cultivar alimentos en Marte
Desde los inicios de la carrera espacial los astronautas se han alimentado con alimentos deshidratados y, con el paso de los años, liofilizados. La liofilización es una técnica de conservación que conserva los alimentos sin necesidad de refrigeración y además reduce su tamaño. En el caso de una misión a Marte, un viaje que requiere una larga estancia, acumular suficientes alimentos liofilizados no es una opción y tampoco lo es enviar alimentos desde la Tierra. Por lo tanto, la única manera de garantizar que los futuros habitantes de Marte puedan alimentarse durante un tiempo indeterminado es que ellos mismos cultiven sus propios alimentos.
La superficie de Marte es abundante en ciertos metales como el cobre, cadmio o el plomo. En un principio los investigadores no tenían claro que fuera posible cultivar alimentos en este contexto, pero los científicos de la Universidad de Wageningen han tratado de evaluar si es posible que crezcan cultivos en el suelo de Marte. Lo han realizado a través de una simulación de suelo marciano desarrollado por la NASA. Para este estudio han tomado 10 tipos diferentes de cultivos, donde cuatro de ellos han dado resultados positivos. Es el caso de los guisantes, tomates, rábanos y centeno. Tras examinar la composición de los productos, los investigadores han determinado que ninguno de los cultivos contiene metales pesados que pudieran ser perjudiciales para la salud. A pesar de los buenos resultados de la investigación, los científicos aseguran que los resultados no se pueden trasladar directamente a Marte, ya que las necesidades energéticas de los cultivos o las condiciones climatológicas podrían echarlos a perder.
La gravedad es un reto
En películas de ciencia ficción como “The Martian” hemos visto como Matt Damon intenta sobrevivir en el planeta rojo cultivando patatas valiéndose de sus propias heces como abono. Esto no deja ser una ingeniosa idea de ciencia ficción que tampoco se descarta por completo. Uno de los problemas que pueden condicionar que se puedan cultivar alimentos en Marte con éxito es la gravedad. Las plantas se desarrollan perfectamente con las condiciones gravitatorias de la Tierra, pero si lo tuvieran que hacer con las condiciones de Marte, es posible que sufrieran alteraciones genéticas.
Javier Medina, del Centro de Investigaciones Biológicas Margarita Salas, asegura que hay elementos que se pueden transportar desde la Tierra o recrear en un invernadero como lo son “el oxígeno, la presión atmosférica, nutrientes, un suelo con microorganismos, la temperatura, la humedad…” Sin embargo, las condiciones gravitatorias son las que son en cada planeta y la ciencia tendrá que lograr adaptarse a ellas. Una de las ideas para contrarrestar las condiciones gravitatorias de Marte es suministrar luz roja a las plantas. La luz roja es capaz de orientar el crecimiento y activar una serie de procesos celulares que se anulan cuando hay ausencia de gravedad. El objetivo de Medina es «comprender qué mecanismos genéticos permiten a la planta superar el estrés gravitatorio». Una vez que la comunidad científica logre descifrar dichos mecanismos genéticos será posible crear un programa de soporte vital con plantas en Marte que se estima conseguir cuando las futuras misiones espaciales tengan como objetivo una estancia más o menos larga en el planeta rojo.
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